miércoles, 15 de julio de 2009

UN FRÍO VACÍO

Hacía algunos días que se encontraba rara, estaba muy sola y sentía frío permanentemente. Aún ahora, sentada como estaba en ese banco bañado por el tibio sol primaveral, notaba el vello erizado y el corazón ausente.
Algo le estaba sucediendo porque tampoco tenía ganas de comer; llevaba tres días tomando exclusivamente helados, lo que le daba más sensación de frío. Sabía que era un círculo vicioso, pero era lo único que conseguía ingerir porque juntos lo tomaban siempre, tras hacer el amor.
No comprendía nada. Aquel paraje le resultaba totalmente extraño. Sabía que su casa estaba al otro lado de la calle y también que, frecuentemente la cruzaba para sentarse y contemplar los árboles y las plantas pero, sin embargo, nada le era familiar y se sentía como recién llegada.
¿Quiénes eran todas esas personas que se empeñaban en mirarla insistentemente, volver la cabeza y sonreír cuando la adelantaban? No las conocía, no sabía por qué motivo la miraban o qué veían que despertaba su hilaridad.
Siempre había sido una persona un poco solitaria es cierto, pero también lo es que, su educación y discreción eran notables y, por lo tanto, solía pasar desapercibida.
Comenzaba a encontrarse incómoda con todo aquel interés que parecía despertar. Tomó la determinación de alejarse a un lugar más discreto. Se levantó y se fue a colocar en el último banco del parque, justamente aquel que parecía estar disimulando, porque todas las miradas recaían en la serie de estatuas de héroes mitológicos que partían hacia la derecha. Un dorado sol, reposaba en su cama de discreta madera verde oscuro.
Se sentó notando el alivio de los rayos de sol en su piel, aunque, tras aquellas inmensas matas de hortensias de color azul intenso, continuaban unas cuantas personas mirándola. La habrían seguido, seguro. Tendría que llamar a un guarda y no le gustaba ponerse en evidencia.
Instintivamente cruzó sus brazos sobre el pecho; seguía notando frío por lo que deseaba tomar el sol con tranquilidad, ¿no se daban cuenta? Querría que la dejaran de observar.
Una sirena comenzó a sonar en la lejanía. Su sonido le aportaba calma, a pesar de que aquella gente seguía empecinada en mirarla y cuchichear.
Resultaba esperanzador que aquellas dos personas vestidas de blanco se acercaran corriendo. Al llegar a su altura, le echaron una manta sobre los hombros, instándola a aclarar que por qué iba desnuda. ¿Qué le decían?, ¿su ropa?, ¿no la llevaba?.
Vaya, ¡otro par de locos más!. Sin embargo les siguió cuando, con dulzura, pero firmemente, la apremiaron para que les acompañara hacia una furgoneta blanca que ponía AMBULANCIA.
Mientras la llevaban, miraba aquellas calles que sabía que eran las de su ciudad, pero que no reconocía y pensaba en qué momento de su relación, comenzó a no entender. ¿Dónde estaba él que era su origen?, ¿por qué no era él, como antes, quien la tapaba?, ¿qué significaba ese frío que envolvía todo su ser?, ¿qué sería de ella ahora?.
Tampoco estaba su banco bañado por la tibia luz de la primavera. Ella era sólo un frío vacío.
Imagen: Modigliani: "Seated nude".

9 comentarios:

Froiliuba dijo...

Qué duro relato meiga, es muy duro. La perddida de la conciencia, de la razón es algo terrible.

Buen texto como siemprte y además con un final nada previsible jejjej

Melba Reyes A. dijo...


En mi adolescencia conocí a una joven como de mi edad que por temporadas se le extraviaba la razón y salía a las calles desnuda cuando lograba esquivar la vigilancia familiar. Cuando volvía a la razón se dejaba ver muy poco, dicen que por vergüenza.

Las gentes decían que el padre la abusaba, no supe que fue de ella desde que salí del pueblo.

Sir Tertius dijo...

Esa ausencia aún presente, y la sucesión de imágenes propias y desconocidas a la vez, me recuerdan los choques emocionales ocasionados por las bombas. Porqué? No sé. Me vino eso a la mente mientras te leía. Será porque es una de las causas que provoca una prolongada incapacidad psicológica. Excelente texto, corazón. Siempre es un gustazo leerte. Dejo un beso.

ALBINO dijo...

Un bonito relato que se corresponde con muchas realidades. Espero que en ti sea solamente el fruto de una inspiracion.,
Te deseo lo mejor, paisana.
Bicos

Marisa dijo...

Un precioso texto.
La fragilidad de
mente.
Terrible pero por
desgracia posible.

Besos

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Amiga mia cuanto más leía más frio me entraba...Y es que si hay algo que tema (aparte de que me caiga el cielo encima como a nuestro gran amigo Obelix) es que llegue al final de mis días sin ser yo el que lleve el timón de mi vida. Cuando pienso en ello me enredo, sufro y vuelvo una y otra vez a martillearme con la idea...Masoquista por momentos...

Disfrutemos del momento, del segundo, pues el mañana, no es más que un desconocido que aun mirándonos de frente tal vez pase si tan siquiera saludarnos.

Bicos e unha aperta dende iste o outro lado do chan.

Unknown dijo...

la desolación y la desnudez...No es vacío ni frío tu relato y como siempre original y nada previsible.
Me recordó una canción de Dylan Desolation road...Un recorrido por la desolación del vacío del otro puede llevar a la perdida de la razón, o fué antes eso cuando estaba el otro?.. el toque de los helados , genial...

Lo sigo leyendo. lo he leído varias veces

Entregada y desnuda.
Cedió palabras y piel
perdiendo su verdadero nombre.
Donde antes estaba su cuerpo
se desvaneció para refugiarse
lejos de la cordura y la ceguera.

para tí

Internautilus dijo...

Magnífico y sorprendente relato. Me ha tenido en vilo hasta el final... Cada día uno mejor que el anterior, así que..¡Gracias!

Rosa Cáceres dijo...

Perfecto ritmo narrativo. Y ese cuadro de Modigliani...como anillo al dedo.