A RAS DE SUELO

ORFEBRE
PALADAR
RAZÓN
SOCARRÓN
TIQUISMIQUIS
VÉRTEBRA

200/400 PALABRAS

Imagen: SÁNCEZ-CANO OFREBRES

http://www.galegadeartesans.org/ga/socios/index1.html?sId=176

A RAS DE SUELO

El anuncio, de forma privada y por medio de la prensa, del premio que me han otorgado como “El Orfebre del año”, ha subido mi ego hasta límites insospechados.
Sé que soy bueno en mi profesión, que tengo gusto y paladar para el diseño, pero no había soñado con alcanzar ningún tipo de reconocimiento público. Todavía soy joven y el haber aprendido todo a través de las enseñanzas de mi abuelo, me ha mantenido siempre en una línea de orgullosa humildad, porque es una de las personas más socarronas que conozco. Disfruta enseñando y transmitiendo su buen hacer, pero no da cuartel al aprendiz. Excesivamente tiquismiquis con el trabajo, siempre encuentra la manera de decirte que está bien, pero que se puede mejorar, dejando caer al tiempo, con mimo y delicadeza , una burla inocente que, por fuerza, te coloca en el lugar que seguramente mereces.
Entretanto yo nado entre aguas: soy bueno, pero reconozco que el abuelo tiene razón y siempre habrá alguien mejor.
Sin embargo, este premio me está dando alas y estoy orondo y reluciente como mis diseños. Presumo y aprovecho la popularidad, sobre todo entre el sexo contrario. Las chicas comienzan a adularme y yo me dejo querer.
Mientras el abuelo, con las gafas en la punta de la nariz, mira por encima y zumbón me repite algo que yo, envanecido, no comprendo: “ya caerás”, “la riada volverá a su cauce”.
Pero, sabio como es, por viejo y diablo, ha acertado.
Viajé, para recoger el galardón, con mi última conquista, una preciosa y rubia modelo, pero el taxi que nos trasladaba, protagonizó una colisión múltiple. Resultado: Nada grave, pero yo con luxación en una vértebra cervical y el codo derecho roto.
El precioso esmoquin se ha tenido que quedar en el hotel y asistí al acto con mi brazo en cabestrillo y un enorme collarín; es decir, mal vestido, desentonando entre los premiados y con mi autoestima en su sitio: a ras de suelo y los ojos y sonrisa del abuelo fijados en mi mente.