viernes, 19 de marzo de 2010

EN UN INSTANTE



Cuando dejó atrás las últimas dunas, todavía las lágrimas corrían por su rostro y,  aunque mansas, también eran contínuas.
Su perro corría delante de ella, yendo a buscar un palo dejado por las fuertes mareas (siempre el mismo), o regresando a su lado para que se lo volviera a tirar. Cada vez que llegaba a su altura, parecía entender que necesitaba tranquilidad, así que, la miraba con aquellos ojos que hablaban de amor, le ponía el juguete a la altura de una mano y esperaba paciente a que se lo lanzara. Sin atosigarla. Le hacía compañía con su juego mil veces repetido. Sin más.
La mar, todavía batía con fuerza, pero las olas morían suavemente en aquel extenso arenal, con un bisbiseo que se parece a las hojas de los árboles cuando las mece el viento.  La espuma que se formaba al golpear el agua, prolongaba el instante. Tan solo allá a lo lejos, al chocar con una pequeña roca, la mar se encabritaba.
El sonido era una partitura musical que nacía y se desarrollaba de manera natural, sin sofisticación o arreglos de ningún tipo y tal parecía que era una composición que la propia playa le obsequiaba, para que su ánimo se serenara, aceptando una realidad que ya era.
Tropezó en un madero arrastrado por el agua, lo que le hizo regresar de su introspección.
Entonces miró con atención. Tomó el palo que Can le tendía, aprovechó el momento para acariciar su cabeza por vez primera, agradeciendo así su compañía y calor,  tomó impulso y se lo lanzó.
Fue el instante en el que tomó conciencia del lugar en que estaba y al que había llegado sin una idea preconcebida, dejando que sus pasos la guiaran. De todos sus lugares amados, éste era el preferido.
El día era espléndido aunque frío y soplaba una buena nortada. La luz de un sol, que quería calentar y anunciar próximo cambio de estación, se colaba a ratos, entre unas gordas nubes que anunciaban posibles chubascos. Cuando el sol conseguía abrirse paso, parecía que abría las puertas a la vida, en los lugares iluminados o bajo su influjo. El resto llevaba el tono blanco y gris de un invierno tan húmedo. Sin embargo, aún así o precisamente por ello, el espectáculo así, era grandioso.
Se quitó las grandes gafas de sol que le habían aportado intimidad e incógnito, limpió con el dorso de las manos y toda la rabia de la que fue capaz (que era mucha), las mojadas mejillas, respiró profundamente abriendo todos sus poros al día y dejándose inundar por la sal, el yodo, el tímido y frío rayo de sol, la música del mar y aquella playa que adoraba.
Y, por fin,  se puso ante la inmensidad del agua, dejando que mojase sus gruesas botas y que la invadiese la fuerza y la luz que el momento desprendían, oyó la voz de todas las sirenas que habían existido, abrió sus brazos para que cada milímetro de su cuerpo estuviera en contacto con aquella naturaleza casi salvaje y luego de un intenso momento, se dijo acariciando levemente un pómulo, bajo el que un ojo comenzaba a ennegrecer:
“Es la segunda, pero también la última vez que me pones la mano encima. Busca todas sus cosas en la Comisaría donde las entregué al presentar la denuncia. No volveré a permitir que el perdón haga de mí una masoquista, para que tu sadismo se siga ejercitando. Espero que el castigo que mereces impida que lo repitas con otra persona.”
Can se había quedado a su lado moviendo el rabo y con toda la sabiduría que sólo tienen algunos animales, entendió y comenzó a saltar a su alrededor.

Imagen: "Cara onde", de Elia Fuentes, Seixo, Xalundes.

19 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Precioso relato.

El perro un encanto.

Y muy sabia decisión la de la protgonista.

Denunciar al agresor y hacerse de respetar com ser humano y mujer.
bicos desde Valencia en Fallas.Montserrat

mariajesusparadela dijo...

Ojalá fuera fácil de conseguir tomar una decisión de ese tipo.

Higorca Gómez Carrasco dijo...

La protagonista de este maravilloso relato es una mujer valiente,indudablemente como muchas hoy día, diremos ¡Ya! Pero creo que no debe de ser nada fácil el poder hacerlo, por mucho que queramos ser iguales, o que digamos que existe la igualdad, la realidad es otra bien distinta, a veces el miedo atenaza, otras el amor no deja ver el dolor por mucho que este sea.
De todas formas y maneras un buen relato y sobre todo para muchas y muchos que tengan que reflexionar.
Besos querida amiga

Marisa dijo...

Un relato excelente,
descripciones cargadas
de emoción permitiendo
imaginar cada una de las
escenas.
Un buen final con mensaje.

Biquiños

Raposo dijo...

Unha boa decisión. A vida é demasiado preciosa como para ter que aguantar a ese tipo de indeseables.

Alís dijo...

Muy buena la descripción de ese momento de liberación, que ni siquiera se intuye en un principio.
Dura la realidad de las personas que son maltratadas por quien aman. ¿Existe mayor crueldad? Tu protagonista tomó la mejor decisión, la única posible, aunque le esperen momentos difíciles. Mejor aventurarse a una poco pero probable felicidad que permanecer en el infierno.
Te felicito

Unknown dijo...

"Cuanto más conozco a los hombres más amo a los perros"
Ay si los hombres aprendieramos a portarnos "como animales".
Es hermoso como logras el contraste de la inmensidad y la pureza con la maldad y la perversión.
Un abrazo muy agradecido, Ana, por tu compañía y tu calidez.

Bicos del REL

Froiliuba dijo...

La descripción paulatina del estado de ánimo, el mar y la descripción minuciosa de la playa y ese final... muy buen texto Ana, te superas cada día , este es de premio
bicos

Gala dijo...

Sentir la brisa del mar en un rostro y un cuerpo limpios de miedos.
Precioso relato. Coincido totalmente con Froiliuba. De aplausos y premio.

Muchos besos

RosaMaría dijo...

Qué maravilla de relato! De principio a fin se viven las sensaciones de la protagonista. Insólito final, perfecto. Un abrazo.

Unknown dijo...

Es algo tan complicado, la violencia de género, el maltrato sistemático de la mujer despojándola de su autoestima y de su libertad, Me alegra que hayas escrito este texto, independientemente del día y tan cercano al día 8 de marzo, aunque para esta violencia un día y otro también desgraciadamente seguimos teniendo noticias de mujeres que mueren a mano de sus maltratadores y a pesar de sus ordenes de alejamiento y de sus denuncias...
me gusta el rayo de esperanza ante el dolor de la mujer que describes, la valentía de su decisión y la compañía de su amado perro pero incluso en tu propio relato se entrevee la soledad de la victima de malos tratos, sóla ante los propios elementos naturales, sola ante su propia decisión...Por todo lo que aún sucede y tomando como hilo conductor tu magnifico relato aplaudo a todas las mujeres que han sido capaces de denunciar y que su valentía sirva para que otras sigan sus pasos...quizás algún día no haya más victimas..ojalá..

Caminante dijo...

Elegir vivir es siempre la opción más acertada, y esa es la opción que creo que toma la protagonista, elegir la vida, echarle cara a quien sobra para decirle "Estoy aquí".

matrioska_verde dijo...

Fabuloso, Fonsilleda, me ha gustado mucho porque me ha sorprendido el final. La tristeza de la protagonista no presagiaba (al menos para mí) algo semejante, pensé simplemente que se trataba de un instante nostálgico, sin más.

biquiños,

matrioska_verde dijo...

por cierto, que casi se me olvida, la foto es una maravilla.

biquiños,

Mucha dijo...

bellísimo texto me voy y ya estoy volviendo...........

ALBINO dijo...

Un relato muy bien construido con final inesperado, pero desgraciadamente, real.
Una vez más se demuestra que el perro es un amigo m,as leal que el propio hombre.
Tu protagonista tomo la decisión adecuada, la denuncia, algo que otras no se atreven por miedo o por inseguridad.
Enhorabuena por este escrito.
PD.
Lei tu entrada en mi post teatral. Pon un email al mio, para que sepa el tuyo y te mandaré una foto de mi última actuacion en cine "O lapis do carpinteiro".
Cariños

guillermo elt dijo...

hay soledades profundas que nos hacen viajar hacia nustro interior, ayudándonos a tomar serias decisiones.

Hay animalicos que saben perfectamente dónde está su sitio. Dónde el cariño para dar y recibir.

Besicos.

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Amiga mía,

No puedo entender a aquellos que dicen que matan por amor. Ni por celos. Ni por agravios. Ni por envidias...

No puedo aguantar a aquellos que abusan de más débil.

No los puedo aguantar ni tampoco puedo sentir el más mínimo atisbo de compasión por ellos.

Yo los condenaría a un maltrato infinito, a un sin descanso total, a una locura permanente, a un miedo persistente.

NO puedo concebir perdón para aquel que ni sabe lo que es ni sabiéndolo ha sentido el más mínimo deseo de concederlo.

Son cosas, simples cosas de las que podemos prescindir...

Siento ser duro. Muy duro...Pero me sacan de quicio estos lerdos.

Sin embargo ante tanta ira también me quedo con algo bueno. Algo que has hecho surgir en mi en esta, esta noche de calma.

La mar, la arena húmeda, el viento y el sabor a mar. La vida amiga mia, la vida en todo su esplendor, armónica y bella...

Solia ir a la playa de noche. Con mi perro y no te estoy engañando. A una pequeña playa cerca de Bayona, hace mucho tiempo. Paseaba con mi perro, le lanzaba palos y desnudo me bañaba con él, a la luz de la luna, a la luz del pueblo...Y mirando las estrellas pensaba que el cielo y la tierra eran una sola cosa. ¿Cómo podía ser de otra manera?.

Aún hoy puedo sentir en mi piel la caricia del agua fria, mimándome, acurrucándome. Aún hoy puedo sentir el susurro de la luna, alegre de que yo jugara con ella en el agua. Aún hoy puedo sentir que la felicidad es un momento que a simple vista parece efímero pero que -querida amiga mia - en realidad es inmortal.

Bicos desde este mi tio vivo que gira y gira cada vez más rápido.

Fernando Gili dijo...

Excelente.

Siempre suyo
Un completo gilipollas