miércoles, 24 de septiembre de 2008

SALVADOS


Padre e hijo apurados recogían su pequeño aparejo, mientras la vieja dorna crujía y bandeaba elevándose y cayendo en un aciago baile. Las cosas se complicaban, la mar se embravecía y ambos, joven y viejo, rezaban ocultando al otro su miedo. No se veía nada, el pequeño candil yacía apagado y, de pronto, con gran estruendo saltaron por los aires. Por la mañana, no había rastro de la barca pero, magullados, sangrantes y abrazados para darse calor, se encontraban sobre aquel islote rocoso esperando un rescate que llegaría cuando la mar lo permitiese..
Imagen: "Dornas" de J.M.Valcárcel Obelleiro.

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