Por fin todos tendrían que admitirlo; él no estaba loco ni era un soñador. El sensor de movimiento que instaló, conectado a la cámara y enfocando el hueco de aquel árbol, había funcionado. Revelaría las fotografías y el pequeño hombrecillo de traje pardo sería su prueba y mayor éxito.
Imagen Arte de Papel, de Fabián Correa Gómez.
3 comentarios:
Soy un gnooooooomo el mas anciano del lugar y uso hierbas que yo sé, te pueden curar...
Los sesores de Paradela, tuve que desconectarlos: armaban tal fiesta por la noche que los vecinos no podían dormir.
Gracias.
Evidentemente, seNsores.
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