lunes, 18 de mayo de 2009

EL INDIANO

Este relato no llegué a colgarlo en GB por falta de tiempo, en la semana que tocaban las siguientes palabras:


EVENTUAL
AUTO
HITO
PIFIAR
REVERBERAR
SEDICIOSO

Imagen de Karin Kunlhann: "Time Fuse"
http://moca.virtual.museum/donnie2006/contestindex.asp

http://www.karinkuhlmann.de/







Mientras el amo de aquella magnífica mansión mira embobado su impresionante haiga, considera como algo eventual, el hecho de que todavía el auto se encuentre solo en el garaje; estima que el hito que marcará definitivamente su posición social en la recuperada vecindad, pasa por tener dos más.
Antes de volver, el indiano solucionó lo que consideraba su mayor pifia. Deshizo un maduro y usado matrimonio y contrajo nuevas nupcias con una miss local 27 años más joven. Su preciosa esposa no se había opuesto al regreso, porque pensaba que en un lugar pequeño, le sería mucho más fácil seguir ostentando corona y protagonismo. Y había acertado, tenía al pueblo a sus pies, incluidas las mujeres deseosas de ponerse a su altura y contar con su amistad.
Nuestro hombre, cada día más orondo, imagina fiestas y actos que le hagan brillar socialmente y cuyos ecos sobrepasen el ámbito pueblerino. Así, cada noche, güisqui en mano, mientras observa como la luna reverbera en el agua de la fuente que consiguió comprar a los empobrecidos monjes del Monasterio cercano, medita sobre cuál puede ser el siguiente paso.
Pero ¡ay!, el ricacho, a fuer de vanidoso, no presta oídos al descontento que fragua entre sus vecinos. Las mujeres gastan más que nunca y sus maridos desesperan, subyugados entre la seducción de la coqueta esposa ejerce sobre ellos y la imperiosa necesidad de ganar más dinero para hacer frente al modelo de sociedad emergente.
Boticario, médico, alcalde, juez y tres ricos terratenientes, reunidos en la rebotica, hacen planes para acabar con su sufrimiento y no se les ocurre otra cosa que contratar a un incendiario. Piensan que un buen incendio, aminoraría el ritmo de vida de la pareja.
Saben que no es solución a largo plazo, pero esperan poder rehacerse económicamente.
Aprovechando un viaje del matrimonio, el incendiario hace sus preparativos con mimo y en la rebotica, se pulsa el control remoto.
Oyen una serie de pequeñas explosiones, pero cuando se asoman esperando encontrar la noche iluminada por el fuego, sólo vislumbran columnas de humo. No habían contado con que nuestro indiano, que es vanidoso pero no tonto, tiene instalados los mejores y efectivos sistemas contra el fuego y ¡cámaras de vigilancia!.
Dos días después, el incendiario ha cantado y la Guardia Civil va deteniendo a cada uno de los sediciosos.

2 comentarios:

jogonzaglez dijo...

Haiga o no haiga, yo quiero un haiga.

Es un relato simpático construido con las restricciones impuestas por los vocablos y que, a mi, me resulta muy familiar por mi relación personal con los indianos y los haigas (palabra, por cierto, que hace mucho tiempo que no escucho, ni leo pues ha caído en desuso). También lo hago mío porque recuerda parte de una historia de este país (nación, estado…) llamado España, sí, España porque uno que viaja algo, se nos reconoce por tal nombre en los idiomas correspondientes y no por Estado Español (¡Vamos hombre!). Pues, como iba diciendo, algunos indianos, en los años 60 que son los que recuerdo, venían de las Américas con su haiga, sus ropas, su habla… a su casa indiana con su palmera y se paseaban por las tierras en las que habían nacido porque crecer, crecer, crecían en el Nuevo Continente. Algunos apenas tenían 14 años cuando marchaban a la emigración por motivos, fundamentalmente, económicos. Los que salían adelante, porque hubo de todo, venían a mostrar su nueva forma de vida y, claro, el haiga era status social. Mas aquellos haigas se paseaban por aquellas carreteras de morrillo que cubrían la mayor parte de la geografía española hace tan solo unos años. Memoria para saber lo que éramos (¿quién no tiene emigrantes en su familia?), cómo estábamos y cuáles eran nuestras infraestructuras y lo que trajo la emigración y nuestra incorporación a la Unión Europea... Hay que saber valorar de dónde venimos para conocer mejor dónde estamos aunque algunos deseamos seguir ahondando en derechos y deberes cívicos, forma de Estado…
Perdona, Trasdeza, pero siempre me haces extenderme. ¡¡Eres así!!
Esto en vez de ser un comentario parece un relato histórico paralelo al hilo de.

Unknown dijo...

Mi comentario es cortito, señora mía de nuevo lo ha hecho stop, yo no podría hacerlo stop, soy una simple mortal mujer que escribe poemitas stop, el poema es la mitad del camino hacia la narrativa ( dicen) stop, pero aún ando en la mitad de la mitad de la mitad elevado a la mitad stop... suya y a sus pies stop...
Diminuta y ovillada y con montones de bicos para usted señora...y más